Creo que distensionar el ambiente aplica y conviene a todos los ambientes. Al que solemos defender algunos de nosotros (el natural), pero indudablemente por igual al ambiente interpersonal, al administrativo, político, etc. La tensión no la considero negativa, por el contrario -le pone adrenalina a los procesos y creo que esta es interesante y hasta necesaria-, solo que mantener la temperatura siempre en alto no me parece conveniente. Hace poco y más por azar que otra cosa, estuve presente arriba en Cuítiva junto al lago en un evento estatal de entrega de unas estaciones hidrometeorológicas del IDEAM y Minambiente, al servicio del Lago de Tota. Y allí crucé saludo en dos ocasiones con el Director de Corpoboyacá Ing. José Ricardo López. En la primera oportunidad, levemente y con algo de tensión en el ambiente, enseguida de mi saludo al Ministro de Ambiente Sr. Luis Gilberto Murillo cuando pregunté a éste si conocía el Lago de Tota -y para mi sorpresa dijo que no (enseguida corrigió y dijo que había venido una vez en 1995), le dije que ¡teníamos mucho por hablar!-, y acto seguido saludé al Director. En la segunda, cuando ya iba él de salida y estaba culminando el evento, lo llamé y le pedí que si me aceptaba una entrevista para el programa radial que coordino (La Aritmética del Agua 3+4=10), es decir que conversáramos desde mi faceta seudo-periodística o amateur de comunicador, me preguntó que si ya mismo, le dije que claro, y se detuvo amablemente a contestar mis inquietudes. Y así se desarrolló un encuentro cordial por los minutos que tardaron mis cuatro preguntas, de cuya memoria quedó la grabación que hice, el video que algún camarógrafo hizo junto a nosotros mientras conversábamos, y la foto adjunta que tomó una amiga. Para mí no es cosa menor haber dado el paso de abordarlo en directo y a solas (en sentido contrario he pedido abiertamente antes la renuncia del Director, y he sido siempre un duro crítico de su entidad y no en pocas ocasiones de él mismo), ni tampoco para la causa en que participo en pro del Lago de Tota, que se den esos momentos. Y cuando se dan, y fluyen con tranquilidad, uno se pregunta -al menos lo hice- por qué será tan difícil hacerlo a menudo y lograr diálogos francos y abiertos, incluso acuerdos amables en pro de un ecosistema y de su sostenibilidad, ¿por qué? Y quiero creer que ello responde más a un bloqueo en la comunicación. Elemento fundamental de la gestión, no en vano de ello escribí hace un tiempo justamente para resaltar la importancia de tenerla o no, y la capacidad de movilizar acciones de bienestar. Y por lo mismo, quiero creer también que el cambio en ese factor no solamente es posible, sino fácil.
Por ello, mi reflexión de hoy la dirijo a la necesidad y el poder comunicativo entre actores, para gestar cambios encaminados a la sostenibilidad (y su contrario, la ausencia de esta, lo complejo y tortuoso que puede hacer los caminos hacia ese destino). Naturalmente no cualquier comunicación, sino una que en esencia ponga en valor la condición humana, la ética en las relaciones interpersonales, y el poder transformador de aterrizar el diálogo a un plano humilde que nos permita entre nosotros, como señaló hace poco Antanas Mockus desde alguna columna en prensa, sentir más culpa y más vergüenza. Felipe A. Velasco - @EcoSentir Sogamoso, 21.3.2017
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Reflejos de mi sentir sobre temas ambientales.
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