[A propósito de la pandemia por Coronavirus / Covid-19]
¡A quién carajos se le ocurre pensar algo positivo estos días? A mí al menos, y anhelo que a muchos más. Abundan las noticias (en su enorme mayoría retratando de múltiples maneras la gravedad del proceso), las miradas desalentadoras, y los chistes flojos con esta crisis. Y algunas voces queriendo ver un lado amable a lo que estamos viviendo.
Me quiero sumar a estas últimas, con esta página de cambio, e invitar a otros a que lo intenten también: tal vez podamos construir un rico texto, y diseñar una buena respuesta de compromiso, a varias manos.
Dejo entonces con esta nota, mi #páginadecambio. No sé, pero tal vez logremos que tres o cuatro lean estas páginas, o comentarios que generen, logremos que sucedan buenas cosas, y entonces habrá valido la pena el esfuerzo.
Escribo desde el confinamiento, igual que muchos, viviendo el momento de forma similar a tantos, pero imaginando también esa gran porción de sociedad que lo está pasando mal o muy mal. Como alguien decía en medio de las múltiples cosas estos días, decir ‘quédate en casa’ es fácil, pero debe revisarse qué casa (si se tiene) y qué significa quedarse aislado para muchos en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, o por razón de otras circunstancias... porque esto nos facilita despertar empatía, sensibilidad, y en últimas reflexionar en positivo para contribuir en algo hacia una mejor sociedad. A la altura de este párrafo me cuestiono si escribir por si solo sirva de algo ahora, y entonces consulto algunos pensamientos célebres sobre las palabras. Y creo que puede servir, especialmente si pudieran ser seguidas de hechos, como afirmó Esopo. Veremos. Con el paso de los días en estas condiciones se van experimentando cambios. Cada uno de nosotros elige qué hace (si hace), qué lee (si quiere), cómo invierte (o pierde) el tiempo disponible, y sucesivamente cómo busca transformar estos tiempos de confinamiento en algo tangible a la mente o el espíritu (si se anima): tangible en el entendido que pueda ir dando forma a nuevas o mejores cosas. Si esta pandemia no hubiera llegado, difícilmente habríamos puesto atención a los mensajes que urgen un cambio. Esto es algo positivo a extraer. Pareciera que nuestra especie reacciona y cambia (?) solo en las crisis. Y parece claro también que, esta pandemia no es otra cosa que la respuesta de un entorno abusado y agredido, es decir no virus sino antivirus a lo que hemos causado al planeta, con el comportamiento de nuestra especie: porque no importa a quiénes culpar, si deshojamos hasta exponer la médula, allí estaremos todos (casi), con nuestras cotidianas y acumuladas decisiones de hacer o no hacer. Sin embargo, me he preguntado si realmente cambiaremos. Por ello decido escribir, para invitar a que lo hagamos, y juntos tratemos de delinear en algo qué sociedad quisiéramos ser al término de esta crisis, y que sea en positivo para todos (si se puede). Porque tengo algo claro a estas alturas: Si no cambiamos para bien, esto habrá sido el enorme desperdicio de una gran oportunidad colectiva, y la esperanza entonces habrá quedado malherida, moribunda. Por razón del énfasis socio-ambiental de mi labor en la última década, tengo esos temas más a la mano para poder ofrecer una sugerencia. Que no es nueva. Ni mía (o digamos que es fruto de iniciativas similares). Pero no ha prosperado antes y entonces, ahora podría haber terreno fértil para verla germinar: me quiero referir a la conciencia de nuestros usos y consumos, a que seamos capaces de comprender lo que ha sido siempre invisible y sin interés en la cotidianidad de nuestros hábitos, y en consecuencia que reaccionemos para tener elecciones más convenientes a la sociedad y el ambiente (la economía se adaptará). La idea práctica es sencilla: apoyar (consumir, pagar por, adquirir, obtener) solo aquello que, luego de escudriñar su origen, tengamos certeza que es bueno social y ambientalmente, y justo con la cadena productiva que lo hace posible. Y por tanto también: abstenerse, rechazar o negar apoyo a todo lo contrario. La consecuencia de esto será, creo, elementalmente positiva: lo rechazado no tendrá opción diferente que adaptarse y hacer las cosas bien, si quiere subsistir. Este anhelo, no quiero pensar que utópico (?), si logramos ejecutarlo en colectivo, creo que podría generar un movimiento con la fuerza suficiente de provocar cambios, desde la base, desde nuestra decisión social consciente. Y a la vuelta de unos años, sentir un buen resultado. Dejo ahí. Paso la palabra. De repente imagino si no fueran tres o cuatro, sino varios más los que se animen a exponer sus páginas de cambio, ¿qué podríamos lograr? Felipe © Felipe Andrés Velasco Sogamoso, 12.4.2020
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Reflexiones
Reflejos de mi sentir sobre temas ambientales.
© Felipe Andrés Velasco AutorFelipe A. Velasco Archivos
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