Se podría llamar Sobreponernos, Adaptación, Prevención... y es mejor que vayamos desarrollando o despertando esa capacidad (que solemos tener dormida cuando la vida transcurre sin sobresaltos), porque hoy es un paro, ayer fue otro, mañana será otro, pasado-mañana el clima o la naturaleza (sequía, inundación, epidemias, virus, etc), y así sucesivamente, estamos constantemente expuestos por uno u otro motivo. Pero podemos aprender a ser menos vulnerables.
Ya circulan y se ven alternativas, tímidas aún, que nacen espontáneamente por la misma necesidad, y debemos observarlas y abrazarlas: mercados locales, cultivos orgánicos, movilidad alternativa a pie o en pedal (es ahorro y también salud), y seguramente varios ejemplos más. De repente comenzamos a ver cosas que antes no veíamos, pero siempre han estado allí. Claro, esta reflexión durará lo que dure la crisis. Porque así parecería ser el comportamiento usual de la humanidad (me pregunto), y volveremos a acordarnos del iceberg cuando asome la punta, de la salud cuando asome la enfermedad, de la bondad cuando asome la maldad, de la vida cuando asome la muerte, de la abundancia cuando asome la escasez, de la tranquilidad cuando asome el problema, de la bicicleta cuando no haya gasolina. No debiera ser así, pero es. Debiéramos ser capaces de apreciar las virtudes cuando no son evidentes, pero nos cuesta mucho trabajo. Y debiéramos formarnos como seres resilientes, capaces de adaptarnos, pero no lo hacemos. Y las escuelas debieran educarnos para ser mejores ciudadanos, y desarrollar en parejo todas las inteligencias, pero no lo hacen. Y lloramos al final del tubo los resultados, ya tarde. Y nos rasgamos las vestiduras ante el despelote, ya muy tarde también, porque hemos contribuido a generarlo (y muchos aún se creerán ajenos), pasivamente e ignorantes de las consecuencias de todos nuestros actos o consumos. Quizá, tal vez (no me atrevo a señalar caminos, solo aporto una reflexión), sea una mejor opción forzarnos a pensar distinto, actuar distinto, ser más unidos y solidarios, bajar los niveles de consumo -especialmente lo suntuoso y lo foráneo-, vivir con menos (cosas, espacio) y más (tiempo), apoyar la agricultura cercana y sana, y ser capaces de crear una gastronomía abundante con lo que tenemos, ser conscientes del camino y la huella previa que recorre cada elemento o alimento que adquirimos, fomentar el trueque, ser voluntarios, apoyar el voluntariado, vivir de modo sencillo... con mayor equilibrio y armonía social. Solo tal vez.
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Reflexiones
Reflejos de mi sentir sobre temas ambientales.
© Felipe Andrés Velasco AutorFelipe A. Velasco Archivos
Enero 2024
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