Con lo cual por igual he transitado constantemente desde la mirada externa, hacia la interna.
Ha sido en gran medida intuitivo, movido por el reto de escalar deseando una meta, pero sin saber realmente el sendero, de hecho creando camino al paso. La preparación ha sido una mezcla de saberes y sinsaberes, ajustando las cosas sobre la marcha. Me refiero al proceso personal, no obstante que el trabajo ha tenido y sigue teniendo grupo y equipo en el trayecto. Todo ha sido importante, y todo incluso necesario. Tanto en el proceso ambiental hacia el lago, como en el proceso personal de aquellos a bordo, en el aprendizaje, en el ideario, en la creatividad, y por supuesto también en la puesta en marcha de acciones diversas.

Los enumero aquí sin ahondar, para brindar un marco general de reflexión, sin pretensión distinta que la de estimular un debate dialéctico y algunos comentarios útiles en la construcción sólida de posturas colectivas. Y digo dialéctico porque, creo yo, si hay algo que bastante daño hace en el proceso de enfrentar riesgos y problemas ambientales, es la adopción patológica de pensamientos cerrados y bloqueados, inflexibles al tiempo que excluyentes, en los que pensar distinto tiene per se el poder de romper y negar diálogos, y señalar el pensamiento contrario como objetivo de sordo rechazo, en los que lamentablemente se destruye toda posibilidad de sensatez, y se retrasa la posibilidad de construir inteligencia colectiva.
Son problemas claves aquellos cinco que, creo yo, nos afectan a todos en la cuenca y su completo mapa de actores, con diferencias solamente en el grado de afectación: En unos la cosa es más grave que en otros.
Así deseo ver lo invisible del Lago de Tota, porque como consecuencia de ello podrá percibirse un cambio general y positivo en el bienestar del lago como en el de todas las comunidades (humanas y no-humanas) que de él dependemos.
Felipe A. Velasco - @EcoSentir
Sogamoso, 10.1.2017