En las últimas semanas, he planteado una postura muy crítica frente a un proyecto que se desarrolla en el Lago de Tota, con contrapartida estatal, del cual se niega y dificulta información abierta a la comunidad. Y casualmente, tres personas distintas, cercanas, me han cuestionado que detrás de esa crítica "parece haber otras razones" o motivos, distintos al mero interés que abiertamente expongo, de procurar información abierta como elemento sustancial de una buena gobernanza, más tratándose de un tema donde intervienen entidades oficiales, y más aún, en ese territorio donde ha habido tanta frustración y dilapidación de recursos justamente porque la información termina oculta de la gente, extraviada, restringida, sin trascendencia, apenas engrosando sapiencia y bibliotecas de unos pocos. Un cuestionamiento así, visto tal cual, trae consigo una duda, un elemento de incredulidad sobre la motivación que expongo. Dicho de otra forma, no me creen que sea solo por el motivo expuesto, y pareciera que a la inquietud subyace la sospecha que debe haber "algo más".
Me lo tomo en broma, porque me causa gracia la duda... ¿Qué clase de motivos alienígenas o teatrales imaginan, acaso? Pero también me lo tomo en serio, porque me incomoda, y ofende... ¿Qué están creyendo acaso, que persigo intereses de qué tipo? ¿Qué se está imaginando, güevón? -dije a uno de ellos telefónicamente, al mejor rigo-estilo. No, nada, fresco... solo molestando -me respondió. Haya sido con ganas de molestarme, o porque sinceramente lo dudan, o porque "parezca haber otras razones" también en ese cuestionamiento; la casual coincidencia me hace reflexionar. ¿Es acaso tan extraño y dudoso, defender la información abierta de lo público? Muy raro que sea de "no creer", lo que debiera ser una norma elemental. ¿Es acaso raro que se expongan críticas abiertas, al manejo de un proyecto público, en procura de obtener correctivos? Lo raro, mejor, pareciera ser que criticar se considere raro. Y es que, a su vez, no pocas veces percibo que, cuando un proyecto público criticable genera un beneficio personal en alguien, el beneficiado mágicamente se torna defensor del proyecto, la crítica se invisibiliza (deja de verse, parece no existir), y aquel interés benéfico privado, se torna en prioridad (interés particular por encima del común). Se pierde la objetividad. No quiero pensar que sea este el caso en comento, pero muy triste sería que así sea, pues marcaría una lamentable inversión de valores, del tipo: "Si el (cuestionado) proyecto me beneficia, lo defiendo porque es bueno para mí, mejor no lo critico, y dudo de quienes lo hagan". ¿Debe haber necesariamente "otras razones" para que una crítica de esas, suceda? Si acaso fuera este el caso, sería decepcionante que buscar un beneficio general no sea considerado suficiente motivación para plantar postura firme ante lo que se cree incorrecto. En fin, reflexiones apenas, que siguen nutriendo el diario de ese aprendizaje de gobernanza y ciudadanía en el que ya cumplo más de diez años de ejercicio, y del cual este blog pretende solo dejar pautas de las tribulaciones que presenta el camino. Felipe Andrés Velasco © Sogamoso, 18.2.2021
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Reflejos de mi sentir sobre temas ambientales.
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